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Tu piel al día

La Rosácea es una enfermedad común que afecta del 2% al 3% de la población general, especialmente a las mujeres. Su nombre se debe al color característico que adquiere el rostro por la dilatación de los pequeños vasos sanguíneos. Afecta especialmente a las mejillas, la frente, el mentón y la nariz, presentando lesiones que se asocian con enrojecimiento (eritema), granos rojos que en ocasiones contienen pus (pápulas-pústulas), vasos dilatados (telangiectasias), y suele ir acompañada de sensación de calor y piel hipersensible.

Su origen se desconoce, pero hay algunos factores que la desencadenan: sol, bebidas calientes, comidas picantes, bebidas alcoholicas, temperaturas muy altas o muy bajas, estrés emocional, ejercicio físico, medicamentos que dilatan los vasos sanguíneos.

Esta enfermedad es crónica y puede presentar brotes intercalados con periodos de remisión. No podemos definir exactamente cuánto puede durar un brote de rosácea porque cada piel se comporta de una manera diferente. De ahí la importancia de llevar una rutina minuciosa y constante.

No existe un tratamiento que cure definitivamente la rosácea. Por tanto, el objetivo es mantenerla controlada y prevenir los brotes. De ahí la importancia de llevar una rutina minuciosa y constante. Empezando por la eliminación de factores agravantes y la recomendación del uso de productos apropiados, incluyendo el empleo regular de foto protectores.

El tratamiento dermatológico para rosácea leve inicia con medicamentos tópicos y para casos más severos será necesario añadir antibióticos orales o retinoides durante varias semanas o meses. Para lograr el éxito terapéutico se combinan tratamientos que controlen la rosácea desde todos los puntos que afecten a su evolución. Este manejo deberá ser realizado netamente por un Dermatólogo, el cual te dará las pautas del tratamiento adecuado y correcto.